El desierto del Sahara: el gran desierto, el más grande del mundo.
Cada vez viajamos más y más lejos. Nos atrapa descubrir nuevas culturas, nuevos paisajes, nos enriquece como personas y nos aporta experiencias gratificantes que recordaremos toda nuestra vida.
Existen rankings de todo tipo para ayudarnos en la elección de nuestros destinos, las siete maravillas, los 10 mejores destinos del año,…etc.
Personalmente creo que hay destinos que van más allá de cualquier ranking y entre ellos, está el desierto.
Dicen que conocer el desierto es similar a ver el mar por primera vez, y el desierto del Sahara, el más grande del mundo, el desierto que abarca gran parte de toda África del Norte, podemos descubrirlo, de una manera asequible, viajando a Marruecos.
El desierto toma formas diversas y cambiantes a causa de su clima, hay zonas de dunas de arena, cuyo nombre es “erg”, hay zonas como valles de roca y piedra cuyo nombre es “hamada” y las zonas de grandes explanadas secas “shatt”, también existen zonas rocosas, esculpidas por el viento.
En el desierto hay vida, podemos encontrarnos dromedarios, cabras, burros, escorpiones, serpientes, pájaros, gacelas, zorros, escarabajos y nómadas. Familias que viven del pastoreo de dromedarios y cabras y que, siempre ofrecerán un té a quien los visite.
Son los bereberes los que ocupan buena parte del Sahara.
En Marruecos, en el sur, empezando ruta desde Marrakech, a escasas horas en 4×4 os proponemos un circuito personalizado a uno o más, de los tres grandes ergs del Sahara: Erg Lihoudí, Erg Chebbí y Erg Chigaga.
Quizás el más conocido es Erg Chebbi, en Merzouga, más de 20 kilómetros de arena y dunas de 150 metros de altura, conforman un paisaje espectacular. Podemos llegar hasta el pie de las dunas por carretera asfaltada, y la oferta hotelera es amplia.
Otra opción es Erg Lihoudí, un pequeño erg donde solo podemos dormir en campamentos de haimas y que se encuentra entre Tagounite y M’Hammid el Guizlane, yo le llamo el mini desierto.
En contra, Erg Chigaga es el gran erg del Sahara de Marruecos, debemos adentrarnos y tras casi tres horas de 4×4 fuera de pista llegaremos, más de 40 kilómetros de arena y dunas de 300 metros de altura, espectacular, el desierto salvaje.
Experimentar el desierto, porque creo que se experimenta. Todos los sentidos activados, la vista disfruta del infinito, dunas y más dunas allá donde abarquen nuestros ojos, el atardecer o amanecer sentados en una duna, las estrellas que van apareciendo, una, dos , cien, miles de estrellas, nebulosas de estrellas…, el oído escuchará el silencio, el lento y mullido paso de algún dromedario, el canto alegre de un pájaro, la música de los hombres del desierto, los tamtam, el crujir de la leña en el fuego, y de nuevo el silencio,…, el olfato olerá el aire puro, el gusto agradecerá un buen tajin cocinado desde la cocina del campamento,… el tacto se activará cuando nuestros pies descalzos caminen por la arena, cuando nuestros dedos la toquen y la dejen fluir por ellos, cuando el sol de la mañana caliente nuestros cuerpos, cuando acariciemos el lomo del camello,.. Os animo a experimentar el desierto.
Viajar a Marruecos con un tour personalizado al desierto es una experiencia única.
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